08 octubre 2011

el amor loco como contrapartida a las economías del deseo*

Carmen Hernández



En El infarto del alma (Diamela Eltit y Paz Errázuriz. 1994. Santiago de Chile: Francisco Zegers Editor), las autoras redimensionan la poética del amor a la enfermedad como una postura romántica y contradiscursiva hacia las economías del deseo: «El amor cae sobre la tuberculosis con la avidez del rapaz sobre el dinero para construir una inestable economía afectiva centrada en la intensidad. Esa profunda intensidad entrelazada sabiamente con el sufrimiento para instaurar la incertidumbre de la causa de muerte».

Parte de los postulados del movimiento romántico respondía a un rechazo a los valores del capitalismo en ascenso con sus correspondientes modelos de economía que alcanzaban los diferentes estratos simbólicos de la sociedad. La narradora reconoce esta reacción: «El cuerpo romántico es pues la contrapartida del pujante y contestatario cuerpo asalariado, cuya mejor garantía es la excelencia de sus pulmones, el vigor de su faz, el olvido de toda erótica como no sea la erótica del trabajo». En oposición a la economía corporal, el romanticismo se concentraba en el amor como principio vital capaz de superar los impulsos productivos orientados a la acumulación material. En este sentido, Eltit y Errázuriz reactivan esta imagen romántica para confrontarla con las políticas neoliberales de la sociedad chilena. El amor como exceso se convierte en contradiscurso de una ética de la economía de los cuerpos que conlleva un desplazamiento de los roles socia les y propicia los enmascaramientos.
El exceso se impone en El infarto del alma por medio de una estrategia que vincula la pasión con los signos abyectos de la enfermedad. De manera paralela al ensayo reflexivo, «El amor a la enfermedad» introduce un registro femenino que destaca los síntomas corporales y en especial, la locura:

Enloquecí únicamente por ti (...) Te dije: «Si me dejas
me volveré loca». Nadie quiso creerme, Nadie puede
aceptarlo todavía (...) Me enamoro. Me arriesgo a perder
mi calidad ciudadana. Ah, un día tú y yo habremos de
llegar como enfermos hasta el gran cementerio del amor.
Las montañas serán las carceleras.

Se romantiza el universo afectivo presente en el Hospital Psiquiátrico de Putaendo, valorando las huellas corporales como signos de rebeldía. El amor domina y se asume como riesgo anticiudadano. En el hospital: «reaparece el amor en las siluetas menos esperadas, menos refinadas por el actual deseo de la cultura, abriéndose paso a través de la pasividad de los fármacos; todo ese amor parapetado en la nebulosa descompaginada de las mentes (...) Un amor que es únicamente gasto y desgaste afectivo y por ello el despilfarro puro. Ellos aman sólo por la necesidad atávica de amar».
El infarto del alma introduce ese otro rostro amoroso de la nación chilena, representado por solidaridades más libres frente a los modelos hegemónicos,  fundadas sobre un exceso afectivo que valora la abyección como cuerpo no representacional. Esta nueva utopía diseñada por Eltit y Errázuriz apunta a revisar nuestros imaginarios sociales, incluyendo el mundo del arte y la literatura, con su respectiva falsa ilusión de un sujeto, de una comunidad o de una nación, conformados como identidades fijas. Las exigencias cada vez mayores de los roles asignados por lo social obligan a asumir nuevas definiciones del “yo”, porque está constantemente sometido a influencias externas e internas, con el fin de adecuarse a las fuerzas que lo mueven. El reconocimiento de esa movilidad, representada por la erótica del amor loco, puede alcanzar el mundo representacional y ampliar así sus geografías restrictivas y reductoras.



*Fragmento del libro: Carmen Hernández: Insubordinación: Diamela Eltit y Paz Errázuriz. Urgencia y emergencia de una nueva postura artística en el Chile Post-Golpe (1983-1994), Monte Ávila Editores Latinoamericana, Caracas.









Carmen Hernández. Es investigadora en arte latinoamericano, con experiencia curatorial y museológica. Ex–directora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Docente en la Escuela de Artes, UCV, entre 2000 y 2001. Trabajó en la Curaduría de Arte Latinoamericano del Museo de Bellas Artes de Caracas, entre  1990 y 1999. Licenciada en Artes Plásticas, UCV, 1994. Magister en Literatura Latinoamericana, USB, 2000. Doctora en Ciencias Sociales, UCV, 2008. Colabora con publicaciones en revistas y periódicos nacionales.
Ha publicado los libros: Desde el cuerpo: alegorías de lo femenino. Una visión del arte contemporáneo, Monteávila Editores, Caracas (2008) e Insubordinación: Diamela Eltit y Paz Errázuriz. Urgencia y emergencia de una nueva postura artística en el Chile Post-Golpe (1983-1994), Monte Ávila Editores, Caracas (2011). Actualmente ejerce el cargo de Directora Nacional de Cultura, UNESR.

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