01 agosto 2010

Fósiles analíticos 2010







Como expresión de su propia arqueología, Muu Blanco-Angulo (Caracas, 1966) descubre niveles de coherencia profundos de su experiencia vital. Esta propuesta consiste de una serie de dibujos llevados a cabo durante los últimos cinco años, colocados sobre tres murales alrededor de la atmósfera de una instalación. Paradójicamente esta búsqueda introspectiva desemboca en la otredad.
Para el artista, los dibujos que se superponen a los murales hechos a partir de fragmentos de aquellos, son evidencia de la naturaleza fractal e imperecedera de lo esencial; de una realidad despedazada y fragmentaria. Fósiles analíticos 2010, lo significa de manera densa; se trata de una vuelta al origen, de la mirada que retorna sobre sí y que reflexiona, de paso, la misma intencionalidad estética. Esta apuesta es la conclusión de un camino singular que apela al abstraccionismo geométrico y se proyecta hacia una estética sin categorías; una estética desprendida e indecible.

Su mirada parte de la perplejidad del yo frente a la realidad. El universo que yace dentro de estos dibujos, que son per se piezas independientes sin ninguna intención en apariencia más allá de sus propios significados, constituye una totalidad, una elaboración orgánica asentada sobre murales representativos del detalle de aquellos --la cosa misma sobre la ampliación de la cosa misma--. Ésta es la experiencia del hombre nacido de lo cotidiano y de la contemplación trascendente del artista que hace visible lo invisible. En ella el día a día se ha vuelta simbólico; la evidencia de una fuerza telúrica que sobrepasa al hombre y al artista.

La utilización de elementos cromáticos responde a una profunda intencionalidad; el color, en este caso, pone énfasis sobre una hiperrealidad en denuncia, sugerente del momento histórico con el que el Blanco-Angulo dialoga. El color salta del plano y estalla sobre el tiempo. Esta arqueología a la que he hecho referencia al comienzo lleva al artista y al espectador, o bien a su contrario, al descubrimiento de la piedra llamada a ser estrella. El creador, como parte de sus acabados apela a la instalación; estrategia superlativa para dar lugar al aquí y ahora.

El universo que observamos en Fósiles analíticos 2010 está trastocado y es oblicuo. El artista recrea la realidad exterior –y ésta en tanto espejo del mundo interior--, de acuerdo a una delicada elaboración. El trazo expresa gran potencia en la manifestación de lo vertiginoso del mundo. De manera inaudita la propuesta expone la sombra colectiva, atávica. No se puede dejar de mencionar el signo de lo emocional al que apuntan algunos de los referentes de la obra; la evidencia de ese corazón tan ácido que se expresa de manera vibrante y pone en primer plano la tensión de los opuestos –y a la vez totalidad-- hombre-mujer.

Muu Blanco se ha referido a esta experiencia como “perdidos en el mar”; y es que sólo se pueden hallar a todas las criaturas del fondo del mismo, la vorágine más allá del lado conciente y luminoso del mundo, a través de esa peligrosa labor que consiste en buscar la piedra tras el ser, de la hechura del alma; de excavar en estratos muy profundos de inconciencia y realidad hasta dar con lo Uno, con eso que nos es común a todos. Este trabajo es la culminación de un viaje paradójicamente salvaje y sutil, de la iniciación en los misterios del devenir.

El recurso de la instalación, inscrita en la totalidad de la obra, resulta en el encuentro del silencio con lo invisible. La mirada introspectiva del artista apunta más allá de las propias raíces del ser y sus pulsiones para adentrarse en lo primordial, en el paraíso perdido que se esconde tras los niveles de coherencia evidentes del discurso cultural. Este vuelco hacia lo primigenio señala al embrión, al trazo que se cierra sobre si mismo, que explota deslastrándose de su propio continente para ser signo que vibra, para ser quietud en movimiento, contenido que se contiene a sí mismo; lo salvaje en expresión.

La confluencia de épocas, así como la multiplicidad de medios empleados para la construcción de Fósiles analíticos 2010, muestran la naturaleza rizomática de las cosas y son alegoría de la fragmentación del mundo y del sujeto. En este tópico, el artista se desnuda tras el significante de la tijera, que aparece explícito, para señalar que el mundo y el ser que lo habita están rotos.

Hemos asistido al despliegue de la mitología de Muu Blanco-Angulo, desde el privilegio de su imaginario y su tránsito hacia lo real. Hemos sido bienvenidos a los muchos mundos, a la totalidad de hechos, a las interconexiones de cosas y a nuestra propia interioridad aludida en Fósiles analíticos 2010.

José Antonio Parra.
Junio 2010.

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