Jacqueline Sokolovic
1
Una palabra que el aire remueve
como un grito a dos voces.
Palabra floreciendo
de una ventana a otra sobre tu cuerpo.
Te eleva
te hunde.
2
Calles infinitas
mil sombras
dentro del alma.
En sus paredes
la imagen siempre de una sola esquina nocturna e inexplicable.
Para ti, inmensidad sin puertas.
3
Rostro que no posee huellas.
El real
El que no está al otro lado del espejo
acechando
para evitar era necesidad lujuriosa
de moldear aún más su misterio
con tus propias manos
y volverlo totalmente invisible
Irreal.
4
Esta noche
un Canto.
En ese lugar
nadie.
Noche
solamente de tejido y piel.
La noche ha venido a descender
La noche ha venido a descender
entre los grandes muros.
Es que crecí sobre los surcos
de esa aparente y virtual
oscuridad.
Fui invadida de su segregación,
de su piel oculta
y de aquella voraz boca nunca devorando
nada.
Una boca muerta
hinchada
perforando el horizonte con mil sombras
y yo ahí
colgada como su lienzo
y cada línea se hacía aún más
y más invisible.
Una palabra que el aire remueve
como un grito a dos voces.
Palabra floreciendo
de una ventana a otra sobre tu cuerpo.
Te eleva
te hunde.
2
Calles infinitas
mil sombras
dentro del alma.
En sus paredes
la imagen siempre de una sola esquina nocturna e inexplicable.
Para ti, inmensidad sin puertas.
3
Rostro que no posee huellas.
El real
El que no está al otro lado del espejo
acechando
para evitar era necesidad lujuriosa
de moldear aún más su misterio
con tus propias manos
y volverlo totalmente invisible
Irreal.
4
Esta noche
un Canto.
En ese lugar
nadie.
Noche
solamente de tejido y piel.
La noche ha venido a descender
La noche ha venido a descender
entre los grandes muros.
Es que crecí sobre los surcos
de esa aparente y virtual
oscuridad.
Fui invadida de su segregación,
de su piel oculta
y de aquella voraz boca nunca devorando
nada.
Una boca muerta
hinchada
perforando el horizonte con mil sombras
y yo ahí
colgada como su lienzo
y cada línea se hacía aún más
y más invisible.
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