21 febrero 2008


Magally Ramírez R.



Tres generaciones de mujeres sobreviven al viento solano, al fuego, a la locura, a la superstición e incluso a la muerte a base de bondad, mentiras y una vitalidad sin límites. Ellas son Raimunda casada con un obrero en paro y una hija adolescente. Sole, su hermana, se gana la vida como peluquera. Y la madre de ambas, muerta en un incendio, junto a su marido. Este personaje se aparece primero a su hermana y después a Sole, aunque con quien dejó importantes asuntos pendientes fue con Raimunda y con su vecina del pueblo, Agustina.

Raimunda es una madre joven, emprendedora y muy atractiva, con un marido en el paro y una hija en plena adolescencia. Es una mujer muy fuerte, una luchadora nata, pero a la vez muy frágil emocionalmente. Desde su infancia guarda en silencio un terrible secreto. Un domingo primaveral, su hermana la llama para decirle que la Agustina, una vecina del pueblo, le ha comunicado por teléfono que su tía Paula ha muerto. Raimunda adoraba a su tía, pero no puede ir al entierro porque momentos antes de recibir la llamada de su hermana ha encontrado a su marido muerto en la cocina, con un cuchillo clavado en el pecho. Su hija le confiesa que lo ha matado ella porque el padre, borracho, la acosó insistentemente.

Vivos y muertos conviven sin estridencias, provocando situaciones hilarantes o de una emoción intensa y genuina. Es una película sobre la cultura de la muerte en la Mancha. Los paisanos la viven con una naturalidad admirable. El modo en que los muertos continúan presentes en sus vidas, lo fantasmagórico es una nota constante que no desaparece jamás del relato la riqueza y humanidad.

Volver destruye los tópicos de la España negra y propone una España tan real como opuesta. Una España blanca, espontánea, divertida, intrépida, solidaria y justa. La imagen final es un umbral que sólo refleja algunas luces que alumbran el misterio de lo femenino, volvemos a la primera escena y nos encontramos con mujeres en el templo de la muerte, puliendo lápidas, las lápidas de sus madres, madres muertas. Agustina es la única que hace de madre de sí misma, limpia su propia tumba ya que su madre ha desaparecido en forma misteriosa.

Siguiendo con Raimunda, ésta asiste a diferentes actos de violencia uno de ellos es el momento en que Almodóvar coloca frente a los ojos del espectador la brutal imagen de un marido masturbándose frente a su esposa, ya que ella se ha negado a acostarse con él, la denuncia se desplaza en un continuum que desborda lo cotidiano, una segunda imagen de violencia es cuando nos enteramos que Raimunda ha sido violada por su propio padre, entonces se plantea que su hija es también su hermana, el horror de lo masculino sigue haciendo su epifanía, la sociedad machista se descompone bajo el silencio, la complicidad y el crimen de los que ha sido víctima el geto femenino. Volver de Pedro Almodóvar, volver es un símbolo en todo el discurso cinematográfico.

Volver, para mi, significa un regreso a la antigua tragedia que conduce a la expiación, volver es repetir la misma violación milenaria que se ha hecho de la mujer, cuando uno ingresa en la cinta, como lector, cree estar ante el discurso de Medea, Almodóvar coloca a la mujer en el rol de víctima y victimario, simultáneamente, en su condición de víctima requiere de todo el apoyo de ese secreto femenino que constituye la verdadera solidaridad de las mujeres y en el otro papel, el de victimario, lo femenino se enfrenta a lo masculino, por aquello de que la mujer no perdona la traición ni la violación, llega al crimen cuando estos valores son transgredidos.

Me gustaría hacer mención del paisaje femenino que Almodóvar deja correr en la cinta, ese paisaje habla, también, de la lucha femenina, son: la cocina, los cacharros donde se elaboran los dulces, un cacharrito de aluminio sirve para colocar un quesillo, hecho por mano de mujer, la escena donde Raimunda escucha uno de los secretos más terribles de la película, sentada en una poceta, el escenario de la peluquería vuelve ha ser ámbito donde se ejecutan chismes y secretos del habla de las mujeres, los envases Tupperware que resguardan los dulces realizados, dos poltronas rojas anuncian de nuevo la soledad, la complicidad entre mujeres vuelve a registrarse cuando ocho mujeres intentan cargar una nevera y colocarla en su lugar o cuando se ayudan entre ellas para enterrar al marido de Raimunda.

Podríamos concluir que Pedro Almodóvar no permite ni un momento de piedad para el mundo masculino, denuncia su abuso de poder, poder que se desvanece ante la astucia femenina.

El hombre es un narrador de historias; vive rodeado de ellas y de las ajenas, ve a través de ellas todo lo que le sucede, y trata de vivir su vida como si la contara, pero hay que escoger: vivir o contar, así lo explora Jean Paul Sartre en La náusea.


Caracas 23 de noviembre de 2006.

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