José Antonio Parra
En plena orgía, un hombre murmura al oído de la mujer:
what are you doing after the orgy?
Jean Beaudrillard
La propuesta de Deborah Castillo apuesta al arte de lo explícito; una jugada donde la artista trastoca las reglas del juego mismo para sumirse, si acaso esto es posible, en sujeto de la representación. Su serie Colección privada: fantasías I es una secuencia inmersa en una poderosa atmósfera kitsch donde el carácter de lo que es en apariencia pornográfico, esto sería la imagen por la imagen, se disuelve para dar lugar a la intencionalidad estética contextualizada en un espacio tiempo distante al espectador.
La tonalidad sepia de la imagen junto a la exposición de los calendarios contribuyen, en gran medida, a agudizar este distanciamiento temporal en el que la artista se desplaza en un vaivén entre el objeto y el sujeto representados, aspecto que Foucault trata hasta la saciedad en el capítulo de Las palabras y las cosas dedicado a Las meninas. En este caso Castillo se vuelve un imposible, se sumerge en un sujeto-objeto irreal, deconstruido, carente de asideros y de una sexualidad en evidente denuncia.
El tratamiento cromático de la piel en la imagen sumergen a la composición en un erotismo cálido, desenfadado, volcado hacia un espectador qué, asaltado por la sorpresa, desconoce las intenciones detrás del aspecto performance de Deborah castillo.
Jean Beaudrillard
La propuesta de Deborah Castillo apuesta al arte de lo explícito; una jugada donde la artista trastoca las reglas del juego mismo para sumirse, si acaso esto es posible, en sujeto de la representación. Su serie Colección privada: fantasías I es una secuencia inmersa en una poderosa atmósfera kitsch donde el carácter de lo que es en apariencia pornográfico, esto sería la imagen por la imagen, se disuelve para dar lugar a la intencionalidad estética contextualizada en un espacio tiempo distante al espectador.
La tonalidad sepia de la imagen junto a la exposición de los calendarios contribuyen, en gran medida, a agudizar este distanciamiento temporal en el que la artista se desplaza en un vaivén entre el objeto y el sujeto representados, aspecto que Foucault trata hasta la saciedad en el capítulo de Las palabras y las cosas dedicado a Las meninas. En este caso Castillo se vuelve un imposible, se sumerge en un sujeto-objeto irreal, deconstruido, carente de asideros y de una sexualidad en evidente denuncia.
El tratamiento cromático de la piel en la imagen sumergen a la composición en un erotismo cálido, desenfadado, volcado hacia un espectador qué, asaltado por la sorpresa, desconoce las intenciones detrás del aspecto performance de Deborah castillo.
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