04 abril 2012

psicosis post de sembrina

Jason Maldonado




No sé cuándo saldrá publicado esto, pero supongo que será mucho después de las fiestas “de sembrinas”. Y vaya sorpresa, hasta que conseguí la ocasión para rememorar esta garrafal metida de pata, muy similar a la de una mujer del ámbito social, y ahora político, que habló de la importancia de tomar “Hache Veinte”, sí, H2O, y de las bellezas de los médanos en el Estado Coro... Cristo redentor.

Voy en orden. La palabra psicosis según vi en whiskeypedia (Laureano Márquez dixit), es “un estado mental descrito como una pérdida de contacto con la realidad”. Esta brevísima acepción me lleva irremediablemente a pensar en los políticos de nuestro país. Vuelvo a citar y sea usted quien compare y haga la analogía con respecto a uno de los síntomas de la psicosis: “Hablar a solas (soliloquio) creyendo tener un interlocutor”.  Pero no ahondaré en detalles, porque ustedes, amables lectores, de seguro saben a quién me refiero. 

En términos de la psicología, aquí hay delirio, desenfreno y pérdida de las perspectivas reales. Algo similar a esto se puede notar en la mayoría de las personas en el mes de diciembre, y a medida que se acercan las fechas cumbres, navidad y fin de año, esto se agudiza.  Es como si se acabara el mundo y necesariamente hay que comprar, comprar y comprar, lo que para muchos ya con efectos de antonomasia, es felicidad. Ni hablar de las cadenitas vía celular (por sms o pin), que si bien es cierto llevan muy poco de psicosis, sí tienen mucho de posesión espiritual: ama a tu prójimo....Buuhhh, pero después de la navidad, jode al que puedas, Buuhhh!



Mientras esto sucede y los celulares revientan con mensajes en cadenas al mejor estilo del Voldemort venezolano, cual psicóticos muchas familias se entregan a la tradición de las doce uvas, las cuales hay que engullir a la par de las doce campanadas de la catedral de Caracas, con semillas y todo. Por razones inexplicables, son las uvas más grandes y con más semillas de la reciente vendimia, y las campanadas van más rápido de lo normal. Cual malabaristas tragan, alzan las copas y evitan que los carajitos hagan algún desastre con los fuegos artificiales. En fin, qué felicidad. 

Quedaron atrás aquellos 31 de diciembre que recibí en el Pico Naiguatá un par de veces. Ahora es casita y el confort junto a la familia, y cuando hay  niños, la magia brota por doquier, pues la navidad es de ellos y para ellos.  Ahora me enfrento en las calles a los impertinentes comerciantes que te restriegan en la cara los cochinitos (alcancías) para que les des su “aguinaldo”. Más de uno se ha arrechado ante mi negativa, pero es que uno se lo da a quien se lo gana, a esos que se esmeran por atenderte bien y no a aquellos, que sin ton ni son, representan la clásica escena de la película Psicosis, cerdito en mano y música de Bernard Herrmann, para que les gratifiques su mala praxis comercial. 

Pero vuelvo al punto de interés en términos azulados. El lenguaje en ocasiones lleva mucho de psicosis, o para ser más específico, la disfunción no está en éste per se, sino en quien lo usa. Aquí me incluyo, pues no hay nada más duro que intentar defender la lengua. Deja su satisfacción cuando al menos una de cada diez personas, te agradece o reconoce que sí es importante darle buen uso. Y no hablo de los fancywords como “aperturar” o “recepcionar” que muchos usan con vacua elegancia, sino a escribir o hablar lo mejor posible. En varias ocasiones he comentado vía twitter que chatear con alguien con errores ortográficos, es como hablar con alguien que tiene mal aliento. Y esto es cierto, pues tanto en los chats como en twitter, la halitosis es muy frecuente.

La ciencia y la tecnología del futuro harán su mejor esfuerzo y crearán un dentífrico para combatir esto. La psicosis es prima de la locura y media hermana de la estulticia. Erasmo de Rotterdam, creador de esa joya de la literatura universal que les recomiendo, Elogio de la locura, dice: “Yo (la estulticia), en cambio, devuelvo a los hombres lo mejor y más feliz de su existencia misma, y si se abstuvieran absolutamente del trato con la sabiduría, y en todas las edades se guiaran por mis máximas, no se harían viejos y gozarían dichosos de una juventud perpetua”. Emparentadas pues estas tres señoras, la psicosis pareciera algo temporalmente necesario para vivir, sobrevivir o subsistir. Luego, habría que lanzarse un cable a tierra al mejor estilo de Charly García después de la gozadera, para volver paradójicamente al caos de la verdad. No estoy ordenando a que se vuelvan locos ya que no hace falta, porque aplicando la del refrán, de poetas y psicóticos todos tenemos un poco. 





Creador, productor y locutor del espacio radiofónico literario “Librería Sónica”, el cual se transmite actualmente todos los domingos a las 11:00AM a través de la emisora RCR 750 AM y sus emisoras afiliadas, desde noviembre del año 2007.
Reconocido bloguero venezolano que escribe con frecuencia en su blog "Palabras y escombros”. 
Tiene varios libros (todos inéditos): Verde que me muero (novela); Doce hombres a caballo (cuentos); Maestra Vida: Blades son hojillas y canciones también (ensayo); Blógnicas (crónicas); Verbo prohibido de un instante (poesía),  Lunar de viento (poesía) y Bestiario mecánico del exilio (poesía).
PD. Hace años escribió en el periódico "Letras", su columna se llamó "Botando piedra". El autor no recuerda en que año fue eso,  principio de los 90, cree él.  

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