(vivir en) la casa azulada
lunes: a la acusada la alcanza la candela
descalza, la acusan,
ululan canalladas azulencas:
¡azalea! ¡caléndula! ¡azucena!
el secuaz la desnuca,
la anuda,
la aúlla en lascas
martes: muerta, azucarada, dura,
Medusa lame sus escamas,
un malestar escalda sus cautelas:
su acuarela escarlata
está atrasada
miércoles: maldecirás
deslizarás sicodramas sacamuelas
aullarás cursiladas, colmilluda,
en el mercadillo de mis amarilleos
jueves: evacuada de un deslave,
la esclava de cejas salaces
sesea su sed de azaleas
suda
duele dulce
la uva suave es la llave velluda
viernes: declinaré a las dulcineas narizudas
de calaveras verdezcas
ensilladas en vaselina
la alsaciana ensuciará sus sandalias
en sacarina
la irlandesa, de alcurnia,
deslizará valeriana en su criada
viudas vandálicas
sábado: con la alcoba caoba a caballo
la sudaca loca sudaba su blusa
su bocaza, baúl Buda,
daba balazos a las calabazas
¿acaso saldaba abusos
o saludaba al báculo dudosa?
domingo: comulgando con malacologías
dos monaguillos almidonados,
inmaculados,
sodomizan al aguamanil almizclando mudos
su glaucoma ondulado
consumada la comilona,
con las glándulas lánguidas, colgadizas,
los dos gnomos caídos, mancos,
alisan sus camisas ligando solaz
-.-
Enrique Enríquez nació en Caracas en 1969, donde pasó los primeros 30 años de su vida aprendiendo español. En el año 2001 se mudó a Nueva York, donde lleva diez años aprendiendo inglés. En el interín, y cuando le fallan las palabras, habla a través del tarot. Es padre de tres hijos y ha matado dos culebras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario