27 octubre 2010

Golem



María Gabriela Lovera Montero



Mi boca está en mi boca.

Lo que no está

es la palabra,

la primera,

aquella que hizo girar en éxtasis el mundo,

aquella que me haría envejecer

y morir.

Bajo la lengua,

surcando el cielo

de la boca,

o en la punta

arrojada al vacío

para expandir su goce,

la palabra,

la primera,

el verdadero nombre

de todo lo que vive y se estremece.

Sin ella

tan sólo polvo antes del polvo

y ojos que se hunden en el barro,

pisadas que no van,

que se vienen abajo.

Mi frente, por ejemplo,

que apenas se sostiene:

También allí

podría anidar

esa verdad.



Madrid, octubre 2010

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