28 octubre 2010

Editorial

Desde lo equívoco del territorio digital, La casa azulada les da la bienvenida a la singularidad de la experiencia extática. Vista desde la “cosa” misma o desde el sensualismo, entendemos a este espacio como depositario del pensamiento, tanto de sus huéspedes como de sus invitados. La Red ha devenido en simulacro último del fenómeno vital y en este caso del hecho estético.

Intuimos que lo cotidiano es indecible, tanto como el propósito de la existencia o la reflexión que tenemos de ella, ocurra ésta donde quiera que ocurra, si es que en efecto, esta tomando lugar. Así, tanto el creador, como el espectador y la intermediación cibernética constituyen per se, el artificio de algo que infructuosamente hemos pretendido comunicar.

Una y mil veces les dedicamos la vivencia --devenir del Ser-- de la que esto es expresión.


José Antonio Parra

1 comentario:

Santiago Méndez/ Chago dijo...

Es una buena noticia que la Casa siga abierta: más ahora que llega de extasis repleta: les saludo y quiero, agradecido.