09 abril 2009

Poemas


Erika Reginato





De Día de SanJosé (1999)



Los fantasmas
dicen mi nombre.

Abren y cierran
las puertas de los cuartos
silban sus penas en el corredor.

De rodillas
le suplico a Dios
un instante de silencio.

Bajo la cabeza
con un poco de pesadez.

En medio de la noche descubro
el final de la distancia,
el paso de los días.
Los fantasmas fuman en mi cuarto.

Anuncian la despedida.






De Campo Croce (2008)

El peregrino

Esta mañana
fui a despojarme al río Brenta.

Coloqué cenizas en mis brazos,
me senté en los bordes de las piedras,
recogí peonías,
temores, tormentas.

Recé para aclarar mis penas.

En mis manos crecían
valles de nardos silvestres,
el atardecer en las estacas de San Pedro.

Al fondo escuché
la voz débil de un anciano.
Caminaba con un poco de frío en los pies
en compañía de la muerte.
Veía su casa, el jardín,
se despedía de sus padres todo el tiempo.

El peregrino se sumergió en el río
para contar los peces, la tenue luz,
las plegarias de sus latidos al evaporarse.

Al poco tiempo
el aire se hizo estrecho.





Levedad

Piernas entrelazadas en un sueño.

¿Quién conoce
las sábanas de un muerto,
el alivio del agua,
su mano arrugada en la angustia?

¿Quién siente el escalofrío en su cuello?

Una madrugada de lluvia,
cuando los pájaros cantan despacio
nuestros nombres,
sentimos la seguridad de tocar el vacío,
palpar lo desconocido
bajo el temblor de las horas.

En ese instante,
los fantasmas de Chagall
vuelan por la ciudad.

La boca seca
te anuncia.

1 comentario:

Erika Reginato dijo...

Hola a todos, especialmente a José Antonio, gracias por permitirme estar en esta ventana, igual a una ventanilla de avión que enfoca un espacio entre la palabra, la gravedad y ese misterio. E.Reginato