María Ogliastri
A rafael Cadenas
El poema es la flecha que tamiza el miedo
represado en el falso pudor del espejo
el poema perfecto nace en el aire
de ser posible debajo de un nido
circula en la sangre con la fuerza de un tsunami
la mano se extiende y tensa el arco
la cuerda guarda la distancia
coloca la flecha con la frialdad
de un arquero entrenado para morir
la palabra penetra la corteza
la delgada filigrana del vuelo
la mano recoge el poema
lo coloca sobre una mesa de frutas
disecándolo como si fuese un animal extinto
el poema es la flecha que tamiza el miedo
represado en el falso pudor del espejo
el poema perfecto nace en el aire
de ser posible debajo de un nido
circula en la sangre con la fuerza de un tsunami
la mano se extiende y tensa el arco
la cuerda guarda la distancia
coloca la flecha con la frialdad
de un arquero entrenado para morir
la palabra penetra la corteza
la delgada filigrana del vuelo
la mano recoge el poema
lo coloca sobre una mesa de frutas
disecándolo como si fuese un animal extinto
el poema es la flecha que tamiza el miedo
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