12 junio 2008

Bling! Bling! / Lo de adentro, lo de afuera y lo del medio






Suwon Lee



Bling! Bling! es una muestra sobre la relación entre el mundo interior e intangible, el mundo físico-material-tangible, y las zonas intermedias entre ambos.



La exposición está organizada como un recorrido autobiográfico, en un cierto orden cronológico, una suerte de viaje que comienza desde el momento de mi concepción hasta el presente. Es un recorrido en donde se resumen mi origen y mi continuo proceso de transformación en el contexto de una dualidad de la identidad que comparte fundamentalmente las influencias culturales de Corea y Venezuela.



La sala está a oscuras y dividida en dos espacios por una cortina negra. En el primer espacio, se encuentran dos obras que están iluminadas con luz propia. La primera es “Sueño de Concepción” (T´aemong-태몽), una pequeña escultura en plata y oro 24K de un cochino de 4 x 2.5 cms. El cochino se encuentra en medio de la sala dentro de una caja sobre un pedestal e iluminado con un reflector focal. A un lado de esta pieza se encuentra una pieza de gran formato titulada “Primavera de estrellas” (Kyeong Chun- 星 春), de seis metros de largo por dos metros y medio de alto. “Primavera de estrellas” está constituida por veinte lámparas de tubos fluorescentes de 120 x 60 cms cada una, forradas con cuero negro de imitación atravesado con pequeñas perforaciones que dejan ver pequeños haces de luz en simulación de un cielo estrellado.



El segundo espacio contiene obras fotográficas en cajas de luz (serie fotográfica de retratos y serie “Bling! Bling!”), monitores de televisión con videos (“El Rostro”, “Hope/Despair” y “El Bosque”) y “Mood swing”, un objeto con dos bombillos de luz que cambian de color. La sala quedará así iluminada con la luz emitida por los soportes de las obras.



La primera obra, “Sueño de Concepción”, está relacionada con una historia basada en mi concepción. Dentro de la tradición coreana, al momento de ser fecundada, se cree que un alma entra en el cuerpo de la mujer. Es entonces cuando ella tiene un T´aemong (태몽), literalmente “sueño uterino” o “sueño de concepción”, indicio de que ha quedado embarazada. La interpretación de estos sueños está basada tanto en arquetipos culturales como en el concepto “yin - yang” de la filosofía china sobre la dualidad opuesta y complementaria de las fuerzas cósmicas que se encuentran en todos los seres y procesos del universo. Fred Jeremy Seligson se refiere a esta tradición de la siguiente manera:



“Hoy en Asia, como en tiempos prehistóricos, cuando los primeros signos del embarazo se detectan inconscientemente, un sueño vívido e inolvidable aparece espontáneamente para informarle a una mujer que está encinta. El sueño surge de un banco de imágenes naturalísticas de sus propias memorias personales y heredadas, y su propia mente lo transforma en colinas, valles, dragones y perlas. Ella es un ser metamórfico, como todos los seres lo son; porque ella está dividida en varios `yo´ que cobran vida - aunque muy efímeramente - en una imagen onírica el tiempo suficiente para que ella entre en comunión y confirme a su futuro hijo, quien ha venido de `otro mundo’ para escoger y poseer una imagen propia distintiva”.



En estos sueños, el espíritu del bebé se personifica en algún objeto o ser con un valor simbólico. Se han estudiado varios arquetipos, algunos son figuras relativas al mundo animal y vegetal, otros son deidades u objetos preciosos, así como utensilios y muchos más.En el caso de mi madre, cuando concibió a mi hermano mayor soñó con un cochino flotando por un río hasta que llegó a su regazo. El río simboliza el pasaje de un mundo (el espiritual) a otro (el físico). Cuando me concibió a mi, soñó con un cochinito dorado que corría hacia ella y le mordía en el codo. “Una niña, aunque usualmente cariñosa, puede morder a su madre”2. De acuerdo con la interpretación de mi antiguo profesor de Inglés Jeremy Seligson en Hankuk University of Foreign Studies en Corea y quien ha dedicado años a recopilar, organizar y analizar cientos de sueños de concepción, esto significaría que yo “escogí” a madre (a diferencia de mi hermano, que vino “fluyendo” por el curso natural de las cosas). En Asia, los cochinos son símbolo de prosperidad y abundancia y este sueño representó un buen presagio para mi madre.



Me interesa describir este fenómeno que forma parte de mi herencia cultural aunque quizás yo misma no llegue a experimentarlo debido a mi crianza fuera de la sociedad coreana y lejos de los arquetipos culturales que la marcan. Mi actitud ante este fenómeno es diferente al de cualquier mujer coreana porque mi lejanía me hace ver estas tradiciones desde otra perspectiva. De acuerdo a la tradición coreana, un nombre está compuesto generalmente por tres sílabas: la primera es el apellido y las dos últimas conforman el nombre. Los hermanos suelen compartir la primera de las dos sílabas que contiene cada nombre. Kyeong Chun es el nombre de mi abuelo paterno y significa “Primavera de estrellas” (星Kyeong= estrella, 春 Chun= Primavera). Así es como mi abuelo, a la hora de nombrar a mi padre y tíos, conserva la sílaba de estrella y los nombra: Kyeong Sik (cosecha de estrellas), Kyeong Seon (la buena estrella), Kyeong Ja (la hija de la estrella), Kyeong Mi (la estrella hermosa) y Kyeong Jin (la estrella joven). En la pieza que lleva como título el nombre de mi abuelo quiero explorar una forma de representar este vínculo. El “bautismo” de los hijos representa la multiplicación de un nombre, continuando así con el linaje familiar. La primavera de estrellas trae consigo el nacimiento de otras estrellas que van multiplicándose en un universo de estrellas. Dan Flavin y Lucio Fontana son dos referencias formales ya que utilizo las lámparas industriales con tubos fluorescentes y la perforación de una superficie para permitir el paso de la luz y representar un sentido espacial dentro de la obra y dentro de un espacio físico en la oscuridad.



Desde el primer espacio se invita al espectador a pasar a través de una cortina negra hacia el siguiente espacio.



A continuación se encuentra la serie que denomino “retratos” y en la cual se incluyen cuatro fotografías. La primera es “El extranjero”, una fotografía que describe el momento de incertidumbre y descubrimiento al que se enfrentan los inmigrantes a la hora de dejar sus países natales. La experiencia del inmigrante significa enfrentarse constantemente a situaciones desconocidas, a definirse y a examinarse a sí mismo dentro de un nuevo contexto, y a compararse quizás a los miembros de la sociedad que ha decidido adoptar. Me interesa este proceso de auto examen como formación de la conciencia e identidad propia.



“El Jardín Secreto” y “Limbo” son parte de una serie de fotografías donde se repite el mismo personaje para describir la multiplicidad del ‘yo’ al mismo tiempo que su unidad. Esta serie se inspira en el concepto literario del “doble”, que “surge y crea la tensión entre división y unidad, representa la contradicción dentro de la unidad, y la unidad a pesar de la división”3. El doble es la proyección de un personaje, usualmente se le considera una sombra, pero en este caso, me interesa considerarlo como una proyección sin connotaciones negativas. El doble, el otro “yo” es una extensión del ser que demuestra un estado psíquico imaginario opuesto al estado consciente. “El Jardín Secreto” está ambientado en exteriores. Existe un tono de ilusión y hecho fantástico. Un personaje está y descubre al mismo tiempo su entorno, observando, buscando, presenciando. Es la esencia del ser y estar presente. “Limbo” relata otro estado de ánimo: el estar y no estar, el verse atrapado en un lugar sin nombre, esperando, mirando hacia fuera y soñando con estar en otro sitio, soñando despierto.



Estas fotografías describen un mundo interior, un estado de ánimo, el mundo intangible de los pensamientos y la psíquis. En contraste, la serie de Bling! Bling! refleja el mundo material por medio de prendas que representan la vanidad, la codicia y los placeres terrenales. Ella toma su referencia de las “vanitas”, uno de los más antiguos géneros de la pintura.



La serie Bling! Bling! refleja las vanidades de aquellos que buscan adornar sus cuerpo con prendas lujosas, para demostrar así un estatus de poder y riqueza. El termino en sí viene de “una supuesta onomatopeya del sonido (imaginario) de las joyas al dar destellos de luz cuando brillan”4. En Venezuela se desconoce el uso de este tipo de prendas, muy probablemente debido al alto nivel de inseguridad. El oro y los diamantes son prendas que se exhiben con bastante resguardo, pero para contrarrestar este efecto de la situación socio-económica, se ha visto un auge en el porte de prendas de ‘fantasía’ que simulan los de metales y piedras preciosas. La serie Bling! Bling! es así una doble fantasía: la imagen simula un bodegón de prendas que simulan riqueza.



“La Ventana” es la cuarta pieza de la serie “retratos” y la obra que sirve de puente entre esta serie y la serie de Bling! Bling!. Esta fotografía es el punto de cruce entre el mundo físico-material con el psíquico-intangible. El cuerpo humano (lo físico-tangible) y la luz (lo intangible y sensorial) se convierten en una misma entidad, creando una escena donde es difícil saber dónde comienza una y termina la otra.



En distintos lugares de la sala se consiguen dos animaciones hechas a partir de fotografías: “Hope/Despair” y “El Bosque”. En estas piezas se representan los diferentes estados de la luz. Me interesan la transformación de un estado completamente oscuro a otro completamente claro y la forma en la que interactúan estos dos elementos. Estas piezas se inspiran del arte tenebrista barroco de Georges de la Tour como también en las cuatro leyes del Yin-Yang: “el yin y el yang son opuestos, el yin y el yang son interdependientes, el yin y el yang se consumen y generan mutuamente, el yin y el yang pueden transformarse en sus opuestos”5.



El video “Eol Gul” (el rostro) muestra una mano en primer plano que dibuja lentamente un círculo. Una voz femenina (mi madre) canta una canción tradicional coreana:



Intento dibujar un círculo,


Pero termino dibujando un rostro


Tu rostro me lleva a ese sueño puro y blanco que alguna vez tuvimos


Recordándome tus ojos que brillan


como el rocío de la mañana en una hoja de hierba.


En círculos, en círculos


En círculos, en círculos


Tu rostro gira alrededor mío solo para desaparecer en el aire.


Esta canción solía cantármela mi madre cuando estábamos a solas. El tono nostálgico de la melodía y letras y la idea de un rostro que desaparece hace alusión a la figura no definida y esquiva de la identidad. La mano dibuja un círculo que se desdibuja y se repite continuamente el ciclo. El círculo representa lo infinito y se repite infinitamente en un proceso constante de creación y desaparición. El objeto “Mood swing/Los Amantes” representa un estado de ánimo en constante cambio por medio de dos bombillos que contienen tecnología de LED (Light-emitting diode). Los dos bombillos están unidos en una misma base de aluminio. Cada uno tiene un ritmo propio mientras cambia de color, y solo muy brevemente están en el mismo tono, para después continuar cada uno a su propio ritmo.



El recorrido de principio a fin de esta exposición busca generar un ambiente en el que se unifiquen todas las obras dentro del contexto de la oscuridad y la luz y donde se reflexiona sobre la relación entre lo físico y psíquico. Utilizo el término “bling bling” para darle el título a la exposición mas allá de la referencia al sonido imaginario del destello de la luz sobre una prenda física, para subrayar la importancia de la luz en cada pieza y en toda la muestra. Suwon LeeMarzo 2008

No hay comentarios.: