04 abril 2008

Teresa Mulet: cuando el signo irrumpe en el espacio tiempo




José Antonio Parra




Teresa Mulet (1970), una de las diseñadoras de mayor carácter y potencia en la experiencia de vanguardia, lleva a cabo una obra en la que el signo escapa la bidimensionalidad y aborda al espacio tiempo dándole forma a los contornos del mismo; el contenido, en este caso da lugar y forma al continente. Mulet es una artista que transgrede con aguda sutileza los conceptos esenciales del postestructuralismo al elaborar un signo que es en sí el propio significante; la artista deconstruye en un juego derridiano y hace estallar la novedad de lo polimorfo.

El efecto del signo llevado al dominio de lo tridimensional se convierte en este caso en una extensión del cuerpo del espectador, uno al que llamaremos aquí “profanamente” usuario dado el carácter utilitario de sus piezas.

Igualmente hay un evidente retorno a lo embrionario en sus elaboraciones ovoidales; el espectador es transportado a un estadio primigenio donde cesa en deseo por lo material, el cuerpo se desprende y simplemente es carente de todo aspecto reflexivo, dando lugar a la mirada paradigmática que se enfoca en la experiencia zen. Las imágenes de Beto Gutiérrez en las que la artista aparece retratada, desde una perspectiva foucaultiana, como función de su obra, denotan las características anteriormente mencionadas; Beto Gutiérrez, apela a su ojo del detalle, a su experiencia y maestría con lo lúdico y con el manejo de las texturas para representar el efecto de irrupción de la obra en el espacio tiempo.

Las tonalidades cromáticas usadas por Mulet, confrontan al espectador con lo insólito; colores que desbordan desarrollando un discurso propio, uno hipnótico, que seduce a pesar o, quizá paradójicamente, por su carácter transgresor.


Fotografías: Beto Gutiérrez

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