04 abril 2008

Ivoly Noguera: Caracas paralela

José Antonio Parra


Ivoly Noguera (1965), es una artista cuya modalidad expresiva se ha dado principalmente a través del diseño; su experiencia ha estado cargada de una fuerte dosis de experimentalidad. Noguera ha apelado a diversos medios para exponer su propuesta; una esencialmente de ruptura, donde el acento psicodélico y surreal se ubican en los límites de la postmodernidad. Son contados los casos de una experiencia tan border y lúdica como la que ha llevado a cabo Ivoly; su estética se inscribe en el mismo cauce de diseñadores legendarios como Nigel Waymouth, Storm Thorgerson, Aubrey Powell y Peter Christopherson.

En este caso su cortometraje aquí expuesto, Caracas paralela, es una percepción otra de la ciudad, una donde se han perdido los asideros espacio temporales, el tiempo se ha hiperbolizado y hacen irrupción en el plano urbano elementos de un carácter sumamente no euclidianos; dando lugar a un orden paralelo de las cosas; ese “otro lado de las cosas” al que hacía referencia Julio Cortázar. Es una experiencia inefable, más allá de los límites del lenguaje, justo donde el discurso se hace invisible y se adentra uno n el territorio de lo insólito. El “yo” de la autora se disuelve en la atmósfera que le rodea, en el otro, en el espectador mismo; así, el desplazamiento emocional se da a través de lo que Jung llamó sincronicidad. Caracas paralela es una clara alusión al viaje transcurrido durante la atemporalidad de la experiencia ácida a lo largo de un día. Una invitación a esa dimensión que Castañeda denominó nagual. Una invitación a abandonar el marco teórico para que la palabra entre en diálogo con la obra:


Su territorio es uno, los comensales se apresuran y la luz atraviesa ciudades. Instantes, seres sobre asfalto y ese sol suspendido, tan Brandy Martell que se relaja preguntándose quién es. Estas son perspectivas, Agente Naranja.

Una percepción metálica, y está en todas partes aún sin saber cómo ocurre. Están los tiempos líquidos, disolución en existencias, y así supones, nos supones, nos imaginas y das ese salto de lugares y tiempos que te aproxima a quienes somos, fluyendo en universos de piel, decides su momento preciso al tiempo que subes, penetras circunstancias, apertura y salida a mundos; uno donde la piedra apedrea y donde todos caen de abajo hacia arriba, atmósfera inmediata y lejana, entradas flamantes, los lunes al poniente.

Cuando se aproximó a la solitude del exilio veía aviones. El niño en las afueras huele su lata, y pasan aviones y éstas son plegarias, éstas son oportunidades perdidas, son gentes de gentes, son aviones y gafas para el sol, son detalles de perfil; tan así, mientras un minuto se avalancha sobre el otro abriendo un círculo a cuyo alrededor yace lo ilimitado. Y gafas para el sol cuando retorna.

Aún dudas; es ése el instante que te pertenece. Ustedes sólo poseen nombres, y temen al vacío. Ustedes son quienes descubrieron al tiempo y ahora lo aprehenden en un juego errático donde ya ni siquiera recordamos lo real. Love.

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