Yolanda Pantin
Estoy
ante una puerta
que no he abierto nunca. Penetra
en lo abiertoinfinito
escucho. Elizabeth,
jamás me permití
soltar la rienda. Pero,
¿no merecemos
un minuto de tregua,
los escépticos, dejar
el pesado bulto?
Aquí, en esta sala, lejos
del tumulto,
como tantas veces,
en la adolescencia,
paso las páginas
de una Historia del Arte,
donde hallo
no solo impurezas
–respira-
sino un mundo: dibujos
en el aire,
pespuntes.
Tocar la belleza
sin pretender-
la. Sí,
minúscula araña
que empalaga
a una mosca.
Pero yo tengo un don,
no alas: llevar
al caballo de la rienda
hasta un pozo.
ante una puerta
que no he abierto nunca. Penetra
en lo abiertoinfinito
escucho. Elizabeth,
jamás me permití
soltar la rienda. Pero,
¿no merecemos
un minuto de tregua,
los escépticos, dejar
el pesado bulto?
Aquí, en esta sala, lejos
del tumulto,
como tantas veces,
en la adolescencia,
paso las páginas
de una Historia del Arte,
donde hallo
no solo impurezas
–respira-
sino un mundo: dibujos
en el aire,
pespuntes.
Tocar la belleza
sin pretender-
la. Sí,
minúscula araña
que empalaga
a una mosca.
Pero yo tengo un don,
no alas: llevar
al caballo de la rienda
hasta un pozo.
Inédito
Fotografía: Yucef Merhi
2 comentarios:
Que bello este poema, por ambas
besos
hermoso...
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