El tiempo se cuela acuoso mientras que en La casa azulada la experiencia, esto es el viaje, transcurre en una suerte de desplazamiento emocional donde queda abierto el espacio para el lector-espectador, de quienes nosotros no somos más que su palabra, suerte de intermediarios separados por un paradójico abismo espacio-temporal que sólo habita el Mundo de la Idea. La reflexión, en tanto dimensión polisémica del lexema: reflejo y pensamiento, inaugura una propuesta cuyo único fin es la duda.
José Antonio Parra
José Antonio Parra
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