04 abril 2008


Jacqueline Goldberg



"Lo bello no es más que el inicio de lo terrible",
sentenció Rilke.

¿Importa la certidumbre?

¿No es acaso éste el tiempo
de entregar lo incesante?
¿Ésta la plenitud
que sin saber olvidamos?

Hay una estacada para todo amor.

Son los desamparos
más dignos que la soledad.

Busco el vigor de los inicios,
el elogio mortal.










De pronto un viaje recriminatorio
hacia el gran silencio.

Creer,
creerte.
Suplicar catástrofes
como quien augura
el aceitado animal que acabará siendo.
Canción venenosa que duerme a los críos.
Números conocidos, vividos,
contados a partir de la muerte.
Corazón petrificado,
más verdad que milagro.



Inéditos


Fotografía: Fernando Bracho Bracho

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