José Antonio Parra
Enriqueta Ahrensburg (Caracas, 1973) ha desarrollado una obra plástica que se debate entre el formato bidimensional y la escultura. Para esta pequeña nota hemos elegido una muestra de su Serie de puntos; suerte de construcciones imaginarias donde la artista recrea su propia visión del universo en tanto unicidad. Desde un punto de vista filosófico Ahrensburg tiene analogías con el pensamiento neoplatónico referido a lo Uno, en tanto construcciones que constituyen esferas únicas, en permanente proceso vibratorio. De igual modo podemos encontrar en su propuesta claras alusiones a la conceptualización de las mónadas de Leibniz, suerte de partículas esenciales del universo, que en sí no eran más que representaciones microcósmicas del mismo.
La obra de Ahrensburg es cuidadosamente elaborada, reflexiva y con una fuerte vertiente mística que la ha hecho ahondar en el shamanismo y la mágico religiosidad primitiva como forma esencial de comprensión del propio hombre y su entorno.
La riqueza cromática con la que Enriqueta trae al mundo visible lo invisible impacta al espectador con una calidez súbita, confrontándolo con lo múltiple y lo único simultáneamente.
El infinito y la repetición están muy presentes en esta elaboración donde la esfera y el punto definen la singularidad del espacio, lo componen y conforman para invitar a su momento histórico y al devenir a un diálogo que se difumina en el juego rizomático del significado múltiple, de la propia experiencia de la física cuántica y más allá de las cosas, a la perplejidad del hombre tanto atrapado como extraviado en el espacio-tiempo.
La obra de Ahrensburg es cuidadosamente elaborada, reflexiva y con una fuerte vertiente mística que la ha hecho ahondar en el shamanismo y la mágico religiosidad primitiva como forma esencial de comprensión del propio hombre y su entorno.
La riqueza cromática con la que Enriqueta trae al mundo visible lo invisible impacta al espectador con una calidez súbita, confrontándolo con lo múltiple y lo único simultáneamente.
El infinito y la repetición están muy presentes en esta elaboración donde la esfera y el punto definen la singularidad del espacio, lo componen y conforman para invitar a su momento histórico y al devenir a un diálogo que se difumina en el juego rizomático del significado múltiple, de la propia experiencia de la física cuántica y más allá de las cosas, a la perplejidad del hombre tanto atrapado como extraviado en el espacio-tiempo.
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