Días como hoy son carentes de risas, melancolía aparte es como para quedarse en casa durmiendo y no despertar ni recordar tanto agravio emocional; sí, a los 22 me fui con un amor, ella era pianista y vivíamos en una casa de cristal donde el invierno y el otoño pasaban en menos de un segundo. Nos gustaban los campanarios y la música de Syd Barrett. Nos gustábamos. Fue entones cuando en medio de la helada vino la narcosis, ese estado alterado que se lo llevó todo dejando sólo las heridas de la infancia ¿quién no quisiera ser Prometeo por estos tiempos?
5 comentarios:
Tu casa es azulada, pero veo el rojo con su centro furioso.
y ese centro es el que me precipita cuando olvido mi naturaleza azulada
Pero lo estás llamando. Digo, al rojo!
cómo no coonvocar a la leyenda, the piper at the gates of dawn
y entre baby lemonade, late night y gigolo aunt ¿con cuál te quedas victorian?
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